Menos casos de tuberculosis en el mundo pero mínimo acceso a la terapia

Por primera vez, el pasado año la tuberculosis afectó a menos personas y la mortalidad causada por esta bacteria fue la más baja en una década. Estas buenas cifras se desprenden del informe global sobre la situación de la epidemia en 198 países, que ha presentado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero la realidad de esta enfermedad es mucho más compleja de lo que reflejan algunos datos aislados. El documento recoge que hay poco dinero para tratar la tuberculosis multirresistente (MDR-TB) -aquella que no se cura con el tratamiento convencional- y que la falta de fondos puede poner en peligro los logros alcanzados.

“Menos gente está muriendo de tuberculosis y menos están enfermando. Éste es un motivo de celebración. Pero no es motivo para la autocomplacencia.. Millones de personas aún desarrollan esta enfermedad cada año y muchos fallecen. Es urgente un apoyo sostenido para luchar contra la bacteria en los próximos años”, ha declarado el Secretario General de Naciones Unidas, Ban-ki Moon.

En 2010, año al que corresponden los últimos datos, 8,8 millones de personas tuvieron tuberculosis y 1,4 millones fallecieron, frente a los nueve millones de casos y los 1,8 millones de decesos que se registraron en 2005. Asimismo, la tasa de mortalidad por tuberculosis se ha reducido un 40% en una década.

Pero quedan por delante muchos retos, como señala la directora general de la OMS, Margaret Chan. “Hay que construir un compromiso global y sostenido, aumentar los esfuerzos y poner especial atención a la amenaza de la tuberculosis multirresistente”. De hecho, esta variante que no responde al tratamiento habitual es una de las áreas que menos fondos recibe, destaca el informe.

Sólo uno de cada 10 pacientes con MDR-TB en los países con mayor incidencia de la enfermedad recibieron terapia en 2010. “Se han hecho progresos, pero la respuesta está muy lejos de ser suficiente, sobre todo ante la amenaza de la tuberculosis resistente. Los avances hechos por algunas de las zonas más afectadas son demasiado lentos”, reconoce el doctor Mario Raviglione, director de Stop TB.

Objetivos incumplidos

El informe pone de manifiesto que el objetivo de alcanzar el acceso universal al tratamiento para 2015 no se va a cumplir, con la pérdida de miles de vida que eso implica.

Persisten muchos cuellos de botella que dificultan la respuesta a la epidemia de MDR-TB. La capacidad para realizar el diagnóstico sigue siendo muy limitada y el precio de los fármacos de segunda línea, los únicos que sirven para la cepa resistente, no ha bajado, por lo que muchos países no pueden costearlos. De hecho, algunos sufren incluso escasez de los medicamentos de primera línea.

La financiación es otro problema. Muchos países no han movilizado su presupuesto nacional para hacer frente a la tuberculosis, por lo que sus programas se financian exclusivamente con fondos externos, procedentes del Fondo Mundial de la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, así como de UNITAID. Es el caso de Armenia, Bangladesh, Bulgaria, Gerogia, Tajikistán, Kyrgyzstán y Uzbekistán -países que forman parte de los 27 con más riesgo de sufrir una epidemia de tuberculosis resistente-. Esto indica que para estos gobiernos frenar la enfermedad y sus consecuencias no es una prioridad.

Y el diagnóstico sigue siendo problemático, a pesar de la aparición de test rápidos que mejoran un poco las cosas. Se estima que un tercio de las personas con tuberculosis está sin diagnosticar y, por tanto, propagan la enfermedad sin saberlo.

En cuanto al tratamiento, cinco nuevos fármacos están en ensayos clínicos y sus resultados preliminares son esperanzadores. El problema, que recoge el propio documento de la OMS, es que si llegan al mercado no serán accesibles para los más pobres ni para los grupos más vulnerables.

También, como destaca la doctora Chan, hay que poner más énfasis en la epidemia conjunta de VIH y tuberculosis. Los seropositivos tienen hasta 34 veces más riesgo de desarrollar la enfermedad. El pasado año, 1,1 millones de pacientes con VIH sufrió además tuberculosis, el 82% de ellos en África.

La bacteria de la TB destruye el tejido pulmonar de los pacientes, quienes al toser esparcen la bacteria en el aire y pueden provocar que otros se infecten al inhalarla. Si permanece sin tratar, un paciente con TB activa puede infectar a un promedio de 10 a 15 personas por año.

Fuente: Elmundo.es

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